En este momento estás viendo Concurso de rehabilitación del Mercado santa Fe, Huelva.

En 2017 Toshiba sacaba un concurso para rehabilitar el antiguo mercado de la calle Santa Fe y enfocarlo a un uso genérico de coworking multidisciplinar. Espacios versátiles y adaptables, de reunión y exposición llenarían un programa un tanto blando porque donde Toshiba ponía más exigencias era en el apartado técnico. Estrategias de arquitectura bioclimática, sistemas pasivos, mínima demanda energética, energía renovable y sistema de bombas de calor de Toshiba eran las palabras clave.

Cuando nos pusimos manos a la obra, colaborando de nuevo con el arquitecto Cayetano Campero (con quien ganamos otros concursos), lo primero que tuvimos que desentrañar fue la importancia histórica de este elemento representativo del urbanismo onubense. El mercado público de Santa Fe fue diseñado por el arquitecto municipal Manuel Pérez y González y otro gran arquitecto de la ciudad se encargó de terminarla, Francisco Monín y Morales, finalizando la construcción en 1905. Es un edificio un tanto especial, urbanísticamente hablando, transformó todo su entorno y revitalizó la zona en la que se construyó, pero lo más interesante radica en su interior. Una vez dentro nos damos cuenta de que es un edificio de muros de carga de ladrillo visto historicista perfectamente cuadrado y si miramos hacia arriba veremos un elemento constructivo único: la cubierta. Es el único tipo de cubierta polonceau de esas características en el mundo. ¿Por qué? Primero porque llevó a esta técnica hasta su límite estructural, en un alarde técnico impresionante para la época, y segundo porque jamás se había utilizado para cubrir un espacio como el que tenemos entre manos. Podemos decir que un mercado de planta cuadrada con este tipo de cubierta único. Eso condiciona totalmente la idea de proyecto.

Tratamos de evitar a toda costa añadidos colosales o pegotes que disputaran estéticamente la atención con el edificio B.I.C., que además creasen modificaciones irrevocables y que al construirlas aumentasen drásticamente la huella de carbono del proyecto. Se propone la actuación a través de elementos livianos que proporcionen energía limpia y otros en el interior que creen espacios infinitamente combinables y adaptables pero que puedan replegarse para eventos mayores.

La planta principal se ha diseñado para ser modificada según las necesidades del momento, pues la característica principal del coworking es la adaptabilidad a las empresas que integre. Se añaden módulos móviles a través de raíles en un suelo técnico que son capaces de distribuirse a gusto y de volver a un estado ordenado perimetral. El sótano comunica la planta alta con la Plaza dos de Mayo a través de una doble altura que relaciona visualmente los dos espacios y en donde se incluyen los baños, un almacén, salas de conferencias y las instalaciones.

Finalmente nos queda un espacio con configuración de exterior, que comunica ágilmente dos zonas transitadas a diferente cota y en el que los módulos pueden controlar el flujo según su disposición.