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Huelva Actual

El crecimiento de una ciudad está grabado a fuego en nuestra memoria:

A todos en algún momento de nuestra vida nos han dicho la típica frase de «antes todo esto era campo», seguida de una historia de abuelo en la que corría de niño por un campo verde lleno de insectos y charcas con los que jugaba. Aunque no podemos volver atrás y aunque lo hiciéramos, ese momento infantil soñado perdería todo el brillo. Pero, pese a todo, podemos revisitar el pasado de nuestra ciudad a través de los planos históricos que los técnicos han ido haciendo a lo largo de los años e imaginar cómo era por aquel entonces. Pasear por las calles de otros siglos para entender cómo vivían sus habitantes, pues la ciudad no es más que la cristalización de miles de historias entrecruzadas que la disfrutan y la viven como actores en un escenario real.

A continuación, vamos a desgranar y explicar el cómo y por qué de las formas de antaño. ¿Nos acompañáis?

Huelva en el siglo XIX

HUELVA NUEVA CAPITAL

Vamos a situarnos en una Huelva totalmente distinta a la que conocemos hoy en día. Pocos podrán adivinar la población que tenía por aquellos años el pequeño pueblecito que en poco tiempo habría de convertirse en la capital de una nueva provincia desgajada de Sevilla. Por aquellos años, los efectos de la Guerra de la Independencia y epidemias de fiebre amarilla y cólera habían dejado al entonces pueblo en unos 1200 habitantes. Tras eso, la población se recuperó con una energía hasta entonces desconocida, a partir del nombramiento de capital de 1833, que llegaría a triplicar sus habitantes en los umbrales del siglo XX.

Huelva carecía de importantes equipamientos que serán indispensables para su nueva condición de capital, como por ejemplo la inexistencia de alamedas o paseos públicos, el lamentable estado de la única fuente utilizable y que ni siquiera tenía cafés, pastelerías, bodegones ni posadas (sólo mesones). Para este pequeño pueblecito será todo un reto arreglar sus carencias como flamante capital de provincia.

Formalmente, el triángulo que componía Huelva había sido el abanico aluvial que se formaba entre los cabezos de San Pedro (Donde estaba el castillo que se ve en rojo en la imagen), de La Joya (con necrópolis tartésicas) y de La Esperanza y que limitaba al sur por el Estero de las Metas, también desaparecido, que conectaba el Tinto y el Odiel. La configuración urbana quedaba definida mediante un entramado de calles transversales a la marisma por la que los pescadores llegaban a sus casas, quedando la circulación transversal en segundo plano. Dos ejes definían las comunicaciones terrestres: el camino a Gibraleón en dirección Norte (por lo que hoy sería Paseo de la Independencia) y el camino a Sevilla por lo que hoy conocemos como la Avda Italia.

Desaparecido Arco de la Estrella

Para hacernos una idea del acelerado crecimiento al que va a verse sometida Huelva tras la adquisición de nuevas instituciones públicas, diremos que hasta 1834 se habían construido 32 casas en los últimos 84 años y que en los siguientes 14 años, hasta 1848, se construyen 238 (siete veces lo de casi un siglo). Además, poco a poco se van haciendo avances como empedrar las calles e iluminarlas con faroles

Entre los edificios a destacar se encuentra el desaparecido Arco de la Estrella, el castillo, la ermita de la Soledad, la iglesia de San Pedro y el convento de la Merced.

Plano de Huelva de 1975

HUELVA PREINDUSTRIAL


La Huelva que se encontraron los ingleses a su llegada se había propuesto la conquista del mar avanzando hacia la ría. Había crecido en dirección al Odiel con rellenos sobre la marisma que se sacaron de los cabezos (imaginemos el trabajazo porque se hacía cargando burros). Esto se ve claramente en el trazado de las calles que limpiamente van al encuentro de la ría, mientras que las transversales son más tortuosas y no tienen una dirección tan marcada, como también en que el cementerio se situó cortando la vaguada de San Sebastián. En esta época encontramos al ya desaparecido antiguo mercado del Carmen y vemos trazadas calles que rodean Huelva desde el puerto al exterior en lo que hoy son Avda Italia y Alemania. Debido al terremoto de Lisboa el castillo, antes ruinoso, había desaparecido, así como cualquier edificación de poca entidad, dejando a la Iglesia de la Merced en unas obras que durarían hasta bien entrado el siglo XIX.

ATERRIZAJE INGLÉS

Nos encontramos ahora en una ciudad que roza el siglo XIX, con una crisis económica española que obliga a una serie de procesos entre los que se encuentran la desamortización y la venta de las minas reales de la provincia a una serie de compañías extranjeras (principalmente inglesas) que impulsadas por un imperialismo capitalista creciente se lanzan a la búsqueda de materias primas en el extranjero.

Todo este florecimiento económico dio lugar a un crecimiento demográfico espectacular, que si en 1810 eran 1.200 habitantes, en 1850 eran más de 7.000, y en 1900 serán 21.359

El aterrizaje británico constituye uno de los eslabones que integran la peculiar cultura onubense en la que son los otros (los extranjeros, fenicios, romanos, árabes, ingleses) únicos engendradores de su actual identidad y como destructores de la auténtica y profunda, separando la ciudad de su idealizado entorno natural por medio de barreras como el ferrocarril. Separada de su vocación marinera, a la ciudad no le quedará otra que darse la vuelta y crecer en dirección a los cabezos pues, como se ve en la imagen, las vías asfixian cualquier posible desarrollo en su vertiente natural hacia el terreno horizontal.

Pese a todo, el concurrido puerto en el que se había convertido Huelva para dar salida a productos mineros, también benefició tangencialmente al sector primario que vio cómo a través de esas infraestructuras podían salir todos los productos de la tierra como carnes, verduras y pescado. En poco tiempo se pasa de una economía cerrada y primaria a un sistema abierto hacia el exterior, amparado por la exportación. Todo este florecimiento económico dio lugar a un crecimiento demográfico espectacular, que si en 1810 eran 1.200 habitantes, en 1850 eran más de 7.000, y en 1900 serán 21.359. En un siglo la población se ha multiplicado casi por veinte, y seguirá creciendo durante todo el siglo siguiente.

De esta época son muchos de los edificios más representativos y bonitos de la ciudad, como el Muelle del Tinto (1876), el Hotel Colón (1883), el barrio Reina Victoria (1916-25), la antigua estación de Sevilla (1888) y el mercado de Santa Fe (1905) entre otros. Pero lo que más ha dejado marca en la ciudad ha sido su configuración urbanística porque fueron abiertas las calles que son hoy Gran Vía, y Aragón con grandes modificaciones en la calle Marina, Pablo Rada y el entorno de San Pedro y la Merced.

Huelva Actual

EXPLOSIÓN URBANA

Si has llegado hasta aquí, os damos la enhorabuena, porque ahora vamos a tratar los condicionantes que han hecho que la Huelva que ves cuando miras por la ventana sea la que sea. Por qué tu casa está ahí y no en otro lugar.

Tras el crecimiento sufrido por el auge inglés la ciudad sufría de una serie de problemas, y problemas gordos. Lo primero era que entre las vías del tren, los cabezos y las marismas el crecimiento había sido desigual y largo, con unas distancias larguísimas de punta a punta, lo que produjo un problema de estructuración que apuntaba a servicios caros. Por otro lado, la inmigración era mayoritariamente mano de obra barata y peonaje que acentuó la desigualdad social que se situó en pequeños núcleos urbanos dispersos que luego fueron engullidos por la ciudad como son los barrios: Viaplana, el Polvorín, Higueral, Tres Ventanas, Molino de la Vega, y Adoratrices, en donde predominaba la nula planificación, igual que en asentamientos chabolistas cercanos a las marismas. Por este motivo las principales promociones urbanísticas fueron públicas: José Antonio, Navidad, Huerta Mena…

El arquitecto Alejandro Herrero diseñó una retícula para una ciudad de 200 mil personas.

Mientras la ciudad crecía de manera anárquica, se perdía el tren industrial de los años 50 junto con el del turismo y a la llegada del polo industrial en la mitad de los 60, se vio la necesidad de crear un plan urbano que aglutinase los núcleos de población que habían crecido de manera totalmente autónoma, con la expectativa del crecimiento que iba a traer el polo químico. Plan del arquitecto Alejandro Herrero. Para resumir un poco, digamos que diseñó una retícula con una previsión de crecimiento de hasta 200 mil personas que sirvió para acoger una población que se duplicó en 25 años. Así nacen a partir del 64 los barrios de Santa Marta, Príncipe Juan Carlos, Torrejón, La Hispanidad, Verdeluz, Pérez Cubillas, Los Rosales etc.

Lamentablemente, no fue todo tan bonito, ya que el plan no se cumplió y se tuvo que revisar en otro documento que salió en el 80 y que principalmente acometía labores de higiene, mejora y salud: Reducir las zonas industriales, eliminar la industria de la punta del sebo, elevar la calidad de vida y otras cosas bonitas que no se cumplieron pero que ayudaron mucho a mejorar la ciudad, como la creación de la Avda Andalucía que hoy se conecta con la autopista.

A día de hoy, seguimos teniendo la idea de una ciudad inacabada, llena de parches y remiendos que parecen no terminar nunca. Pese a todo, podemos ver que cada tiempo tuvo sus retos y los ciudadanos de entonces se enfrentaron a ellos como nosotros a los de hoy. La creación de un nuevo museo, el nuevo ensanche, la muerte del casco histórico y el mantenimiento del patrimonio son los nuestros.

¡Esperamos que os haya gustado el análisis y resultado interesante!

Este artículo se ha escrito tomando como base los escritos de Mª Asunción Díaz Zamorano en «Huelva. La construcción de una ciudad»-1998 y «La ciudad de Huelva. Evolución, estructura y problemática actual»-1992 de Alfonso Martínez Chacón.